Sólo espero que este gran sacrificio que hacemos se vea retribuido con el tiempo y que en un futuro cercano el destino nos vuelva a cruzar en tu camino y poder disfrutar de tus logros y tu presencia.
Me siento muy orgulloso de saber que tengo una hija valiente y temeraria y sé con absoluta certeza, porque así mi experiencia de la vida me lo ha enseñado, que al final del camino obscuro cuando se persevera, nos aguarda la luz de un quinqué; aquel que deja Dios sólo para aquellos, los ganadores que pueden más tarde dar testimonio a sus semejantes de cómo se debe enfrentar la vida, CON VALENTÍA.
! QUE DIOS TE BENDIGA HIJA! Tu papá.
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